ENTRE LA CERVEZA, EL
VINO Y EL ROCK AND ROLL…
SIEMPRE HAY TIEMPO PARA UNA BUENA LECTURA!!!
Este libro es un homenaje al
futbol, música del cuerpo, fiesta de los ojos, y también denuncia las
estructuras de poder de uno de los negocios más lucrativos del mundo. “La
tecnocracia del deporte profesional –escribe el autor- ha ido imponiendo un
fútbol de la pura velocidad y mucha fuerza, que renuncia a la alegría, atrofia
la fantasía y prohíbe la osadía. Por suerte todavía aparece en las canchas,
aunque sea de vez en cuando, algún descarado carasucia que se sale del libreto
y comete el disparate de gambetear a todo el equipo rival, y al juez, y al
público de las tribunas, por el puro goce del cuerpo que se lanza a la
prohibida aventura de la libertad”.
EL HINCHA… flamean las banderas,
suenan las matracas, los cohetes, los tambores, llueven las serpentinas y papel
picado: la ciudad desaparece, la rutina se olvida, solo existe el templo. Este
espacio sagrado, la única religión que no tiene ateos…aunque el hincha puede
contemplar el milagro, más cómodamente, en la pantalla de la tele, prefiere
emprender la peregrinación hacia este lugar donde puede ver en carne y hueso a
sus ángeles batiéndose a duelo contra los demonios en turno…
LOS CANTICOS DEL DESPRECIO… en
los mapas no figura, pero esta. Es invisible, pero esta. Hay una pared que pone
en ridículo la memoria del muro de Berlín: alzada para separar a los que tienen
de los que necesitan, ella divide al mundo entero en norte y sur, y también
traza fronteras dentro de cada país y dentro de cada ciudad.
Cuando el sur del mundo comete la
osadía de saltar esa pared y se mete donde no debe, el norte le recuerda, a
palos cuál es su lugar. Y lo mismo ocurre con las invasiones desde las zonas
malditas de cada pis y de cada ciudad.
El futbol, espejo de todo,
refleja esta realidad. A mediados de los años 80´s, cuando el club Nápoles se
puso a jugar el mejor fútbol de Italia gracias al mágico influjo de Maradona,
el público del norte del país reacciono desenvainando las viejas armas del
desprecio. Los napolitanos, usurpadores de la gloria prohibida, estaban arrebatando
sus trofeos a los poderosos de siempre, y ellos castigaron aquella insolencia
de la chusma intrusa venida del sur. Desde las tribunas de los estadios de Milán
o Turín, los carteles insultaban napolitanos, bienvenidos a Italia, o ejercían
la crueldad: Vesubio, contamos contigo y con más fuerza que nunca resonaron los
canticos hijos del miedo y nietos del racismo:
“Que mal olor, hasta
los perros huyen, los napolitanos están llegando”
“Oh colerosos,
terremotados, con jabón jamás lavados”
“Nápoles mierda, Nápoles
cólera, eres la vergüenza de toda Italia”
En argentina, ocurre lo mismo con
el equipo Boca Juniors. Boca es el cuadro preferido por el pobrerío de pelo
chuzo y piel morena que ha invadido a la señorial ciudad de buenos aires, en
ventoleras, desde los yuyales del interior y desde los países vecinos las
hinchadas enemigas exorcizan al temido demonio:
“Ya todos saben que
la boca está de luto, son todos negros, son todos putos”
“Hay que matar a los
bosteros son todos putos, todos villeros, hay que tirarlos al riachuelo”
EL FÚTBOL A SOL Y SOMBRA DE EDUARDO GALEANO: cuando era niño, Galeano quería ser jugador de fútbol, pero solo jugaba bien, y hasta muy bien, mientras dormía.